sábado, 21 de febrero de 2009

Pedalear

- Ella tenía todo inventariado, hasta mi ropa. Ella sabía cada cosita que teníamos en la casa, tenía el stock completo de cada inútil elemento presente en nuestras mortales paredes. – exageré, pero no mucho.
- Me parece que estás exagerando. – me dijo el Lustranenas.
- Pero no mucho. – concluyó Mariano.
Era el tercer miércoles del quinto mes. Era la hora veintidosava. Y unos minutitos más. Hacía más de cinco semanas que Carlita y yo habíamos decidido de mutuo acuerdo que ella me expulsaría de nuestra casa. Me hubiera encantado no ser responsable, no tener nada que ver con eso de habernos separado. Me hubiera encantado que aunque sea mis amigos se esfuercen en creerlo.
- Afuera y solo nunca vas a estar mejor. – me reforzó el Lustranenas. – ¿Empezaste a hacer algo para que ella te deje volver?
- ¿Algo como qué?
- Podrías intentar con unas flores, un retrato… - intentó el rubio, Mariano. Quien ciertamente cada vez se me hacía más rubio, más escapado de una propaganda de Coka del Museo Gigante.
- Algo como un poema. – Terminó el Lustranenas.
- Algo como un poema. – aprobó Mariano.
- Algo como un poema. - me burlé.- Que son gratis y salen de la birome.
- Exactamente.
- También podrías probar con una buena garchada. – siguió meditando el Lustranenas.
- Es verdad, eso funciona también.
- ¿Ustedes dicen que puedo recuperar el ordenador o la bibliotrola a porongazos?
- Es una forma un poco prosaica de decirlo, no sé si con esas expresiones podemos hacerte surgir como poeta.- aclaró Mariano.
Ahí donde duele la verdad, se ubicaba esta charla que trataba de teatralizar el abandono como trivial. Yo no tenía casa, y vestía el 90 % de mis propiedades materiales.
- Y el 100% de tus propiedades espirituales. – Me corrige el Lustranenas.
Tenía todo para ganar, más abajo es sin el Lustranenas y sin Mariano. Sin Carlita y sin los chicos, sin nadie y sin nada.
- Lo de la propiedad siempre te preocupa, ¿cuál es el problema? Ya fue, mientras tengas la pensión y la bonificación podés quedarte con nosotros.
- No sé, quizás debería preocuparse por las cosas. Era un muy lindo departamento.
- Pero tengo un carro hermoso.
- Si te gusta pedalear, es sin duda el mejor.- definió su posición materialista Mariano.
Pedalear pudo ser el titulo de mi biografía. O, casi completamente solo.
Me llaman de la mesa de dinero, tengo que abandonar la comunicación.